Todo cambió en marzo de 2020. Sin mucha consulta, el desempleo y la informalidad se dispararon a niveles no vistos en reciente historia y el crecimiento económico vertiginoso de los últimos 30 años se detuvo abruptamente para convertirse en recesión. La pandemia nos desenmascaró bajándonos de la nube del autobombo y nos desnudó en habilidades limitadas, y emociones negativas escondidas, revelando las más severas desigualdades en muchos aspectos. Pero detrás de cada dificultad reside una oportunidad y, en esta particular pandemia, quizás la oportunidad de hacernos nuevos sea la que nos acerque a un futuro más promisorio.
Es evidente que la tendencia hacia la digitalización no se va a detener; todo lo contrario: entraremos en una acelerada entrega a la vida por internet, por nuestros teléfonos o iPads. Para tal fin, el empleado tradicional necesita de otras herramientas para el replanteamiento de la vida profesional. ¿Qué hacer entonces ahora que está la mesa servida para cambios trascendentales?
El mundo cambiante nos pasa factura a quienes nos resistimos
Un reciente estudio confirma que muchas profesiones que eran populares en febrero de 2020 dejarán de existir. Contrarrestar esta ola de cambios inesperados pudiese representar una enorme oportunidad si copiamos modelos de alianzas como la impulsada por Google y el gobierno de Singapore donde 3,000 trabajadores recibirán capacitaciones en mercadeo digital y manejo de tecnología para encarar la nueva demanda profesional. Algo que pudiéramos hacer en Panama es que los institutos superiores reconocidos por su seriedad tipo Universidad Tecnológica o UDELAS armen de la mano de los grandes jugadores tecnológicos tipo Amazon, Facebook, Google, etc. un currículo que convierta a Panamá en un proveedor del talento que se necesitará. Esta ola de demanda por mano calificada representa la más grande oportunidad si sabemos enfocar recursos de buena manera y quizás no depender tanto de la inversion extranjera directa. A la postre, este es el estímulo que necesita la inversión extranjera para regresar: sentando las bases para que la innovación sea brújula hacia nuevas oportunidades nos permitirá alinear recursos para replantear el enfoque de una economía mas conectada, mas eficiente y creadora de mejores trabajos. Es de altísima importancia para la nueva camada de profesionales y para los no tan jóvenes acceder a nuevos esquemas de habilidades que vayan desde lo tecnológico al manejo de inteligencia emocional tocando en la comunicación interpersonal e intra-grupal.
Despertar está en cada uno de nosotros
No podemos pretender seguir haciendo lo mismo y destacar en esta competencia por talento que seguramente se dará en los próximos meses y años. Cambios serán la norma mientras nos distanciamos de agendas políticas mezquinas procurando no apegarnos al populismo que simplemente condena a la pobreza. Quizás no nos damos cuenta de que un especialista en atención al cliente vía digital será más apreciado que un contador, que un abogado o incluso que un gestor de ventas. Despertar está en cada uno de nosotros procurando usar estos días para actualizarnos llegando a ver el “vaso medio lleno” para que, cuando la pandemia en su crudeza pase, sepamos apalancarnos en lo aprendido constituyéndonos en un país destino atractivo para la inversión extranjera. Los nuevos trabajos no se darán si no hay condiciones académicas que promuevan el desarrollo de habilidades diferentes. La ecuación para crecer de nuevo no solo descansa en la ayuda gubernamental o la moratoria bancaria y fiscal. Es entender la necesidad y sembrar con claridad la oferta para generar mejores empleos.
Jeff Weiner, el ejecutivo de más alto rango en la plataforma LinkedIn escribió recientemente un manifiesto que encontré crudo, pero con genuina preocupación por lo que viene y que nos invita a sacudirnos las telarañas mentales provocadas por el estancamiento socioeconómico para entregarnos al crecimiento en otra dirección. Está en nuestras manos ese replanteamiento entonces para juntos sumarnos a un futuro más ecuánime y justo.
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Excelente Carlos! Coincido con tu visión.