Mucho se ha dicho sobre los recientes esfuerzos del gobierno central por adelantar paquetes de ayuda financiera para los micro y pequeños empresarios. Hasta el mismo Presidente de la República, Laurentino Cortizo, incluyó este tema entre una de sus 12 propuestas para reactivar la economía nacional. En efecto, dicha ayuda es más que necesaria a estas alturas del partido: es realmente urgente.
Sin embargo, el apoyo para cumplir obligaciones operativas a través de préstamos es apenas un componente de la delicada coordinación de acciones que los empresarios necesitan para tratar de sobrevivir. De hecho, un 40% de microempresarios hoy día optarían por cerrar sus operaciones incluso teniendo acceso a fondos proveídos por préstamos. Y es que las dificultades en el flujo de caja diario van mucho más allá que recibir dinero para hacer mejoras en un restaurante o pagar planillas en una tienda. ¿A qué nos referimos?
Impuestos municipales: A la fecha y a pesar de estar cerrados por 121 días, no hay claridad en la flexibilidad con la cual las diferentes municipalidades manejarán el cobro de impuestos para establecimientos que no han generado ingresos durante la pandemia. El impuesto de hecho va acompañado por la generación de algún tipo de ingreso y es por ello que la exoneración total es lo que se impone.
Descentralización: Los fondos para las municipalidades tendrá que ser avanzado por el Gobierno Nacional en un gran acto de auténtica solidaridad. Solo así las empresas podrán aspirar a ejecutar un plan que en el corto plazo permita tributar nuevamente y aportar a la operación cotidiana de las comunidades.
Alquileres: El 85% de los negocios agrupados bajo los rubros de micro y pequeña empresa ocupan espacios alquilados para ofrecer sus servicios y productos. Pretender un pago de parte de inquilinos que no han tenido acceso al trabajo diario por un designio gubernamental como lo es el estado de emergencia nacional es injusto de cualquier arista que se vea. Ahora bien, ¿qué es justo para los arrendadores? Miles mantienen obligaciones con bancos, obligaciones tributarias o simplemente los cánones de arrendamiento son el sustento de muchas familias. Algo más de solidaridad: aquellas personas que tengan inmuebles con deuda bancaria deben recibir algún tipo de ayuda estatal o bancaria (moratoria) para atacar este tema de manera más congruente.
Trabajadores: los recientes cambios de índole temporal propuestos por la Ministra de Trabajo a la norma laboral condena prácticamente a pequeñas empresas a reducir plazas de trabajo y proceder con el pago de prestaciones como lo son la prima de antigüedad o vacaciones acumuladas. ¿De dónde saldrán los fondos para cumplir con obligaciones de esta naturaleza si las empresas han estado cerradas por 121 días y contando? Aquí también debe haber una norma que flexibilice el pago de prestaciones de ser el caso, pero más importante aún es evaluar el cierre ordenado de empresas que no necesariamente pueden pasar por un concurso de insolvencia.
La supervivencia de las micro y pequeñas empresas depende de la más sincera solidaridad que se haya visto a la fecha y trasciende el hecho de recibir o no ayuda financiera en forma de adelantos no reembolsables, de préstamos o cualquier otro tipo de apoyo monetario. Es una cadena en la que muchos deben desprenderse de intereses, de protagonismos e incluso de estilos de vida que hoy son parte del pasado. Sólo cuando comprendamos que la colaboración es la llave para darnos la oportunidad de salir adelante en el tiempo más complicado de nuestras vidas entonces seremos capaces de enfrentar un nuevo modelo de interacción comercial.